Recientemente, el Estado Maryland aprobó un impuesto sobre la publicidad en línea, siendo de los primeros Estados de los Estados Unidos, incluso, de los países que regulan un impuesto sobre los ingresos de publicidad tecnológica.
De los informes relacionados con esta regulación de este impuesto, se desprende que la tarifa de éste oscila entre el 2.5% y 10% del precio de cada operación publicitaria, siendo que el Estado de Maryland pretende recaudar, alrededor, de $250 millones de dólares en ingresos, mismo que pretende destinar a infraestructura educativa.
Cabe señalar que de acuerdo con el plan de acción BEPS (Base Erosion and Profit Shifting), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, a través de la acción 1 de este plan, recomendó abordar los retos de la economía digital para que, en conjunto, los diversos países regulan de manera coordinada los efectos fiscales ante los retos de dicha economía digital.
En este sentido, el hecho de que el Estado de Maryland haya iniciado por regular este tipo de impuestos a la publicidad digital generó que diversos Estados de los Estados Unidos, así como diversos países plateen la posibilidad de regular impuestos similares, lo que generará efectos impositivos severos y doble tributación en la industria tecnológica y en sus distintos mercados.
Asimismo, estas regulaciones generarán conflictos no sólo a nivel internacional, como sucedió entre Estados Unidos y Francia, sino que también a nivel local entre la Federación y los Estados, a fin de determinar a quién le corresponde la facultad impositiva.
Lo anterior, ante un contexto de crisis económica derivado de la pandemia que generó la enfermedad de Covid-19 y que los Estados requieren de recursos para poder satisfacer las necesidades más básicas de la población, por una parte, y para activar la economía, por otra parte.
Atentamente,
Bueno, Acevedo y Castillo, S.C.